Me siento frente a la pantalla... pienso qué escribir; es que cuando hay mucho que decirle a alguien que no está es difícil encontrar con quien hablar.
No hay en mis días siquiera alguien a quien esperar, ni una ausencia, no hay un sueño por alcanzar (es que ya no quiero soñar), no hay oscuridad, pero tampoco luz. No hay un lugar al que anhele llegar, no hay nada más allá de mí en este momento, y me asusta. Más asusta ya no esperar que cambie esta situación, haber perdido las ganas. Me da bronca estar así, pero a esto me lleva la vida, a no esperar más nada, a no querer, a creer que de nada sirve desear, a pensar que no me sirve el aire porque al respirar no me llega y que es así con todo... que de nada me sirve buscar porque no... no me llegan las cosas buenas.
Pasan los días y todo sigue igual, es mi vida una rutina de la que no sé salir, de la que no puedo escapar aunque intente, y por eso no puedo ya esperar que las cosas cambien, y no sé qué hacer: es que aunque tengo estrellas... también necesito sol.
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