miércoles, mayo 31, 2006

proyección

No me supo responder cuando le pregunté si me quería. Me miró con esos ojos infinitos, suspiró, besó mi frente y se fue. Para sorpresa mía, no me sorprendí: fue como si hubiera estado esperando esa respuesta, como si supero que eso tenía que pasar y la pregunta no hubiese sido más que para desencadenar el silencio.Había adivinado en sus caricias, hacía tiempo, cuanta repulsión sentía por mi cuerpo. Sentía ahondarse la distancia entre nosotros, y no llegué a suponer cuanto odiaba mi poca inteligencia, mi ingenuidad, el no saber cuanto él de cultura… de todo lo que él sabía. No, no llegué a suponerlo pues no hizo falta, lo veía en cada gesto, en la ausencia de palabras.
No deduje aún porqué se acercó a mí, o mejor dicho, porqué me dejó acercarme; lo cierto es que me introdujo en un mundo nuevo al que, creo, no supe adaptarme. Temo que haya notado que yo no encajaba allí, que desarmonizaba, que no iba mi “yo” con su belleza.
Pobre… sé que hizo lo posible por tolerarlo, de esto no lo puedo culpar, claro que no. Si mi fealdad, por todo el amor que haya tenido, por más compasión y bondad (que sé que reinan en él), por más que fuera el gesto de su alma… entiendo, debe haber sido imposible de soportar.
Hoy, al mirarme en el espejo, al verme, al escuchar mis pensamientos, al no entenderme, al recordar los momentos que viví junto a él me di cuenta de que no merecía todo esto, no siendo tan perfecto.
Hoy me vi peor que nunca en mucho tiempo, me odié más que nunca por tenerlo. Cómo pude? Lo dejé arruinar su vida entrando en ella. Intenté alejarme pero no pude y me ahogué en la distancia.
Esta mañana se paró detrás de mí, nos vi a los dos en el reflejo (un contraste espeluznante) y en el último suspiro de mis venas le pregunté… y con sus ojos infinitos de tristeza me miró, besó mi frente y el silencio se perpetuó.

jueves, mayo 04, 2006

impotencia.



Estos ojos se cansaron de las lágrimas que el corazón no puede contener. No las lloran, y me ahogo.
Este cuerpo ya no aguanta la quietud de mi alma congelada. Intenta dar el paso, entonces caigo .
Una garganta que no soporta estar en silencio y esta boca que no habla, una mente que tortura con estas palabras que al no salir lastiman, con deseos incumplidos que desgarran... y este ser, que en su silencio se desangra.