domingo, enero 14, 2018

12 de septiembre de 2017


Cada tanto la escena se repite: me pierdo. No entiendo lo que hago, lo que veo, lo que siento. Si soy el bicho raro o me lo invento. Cada tanto pierdo el eje, siento que la vida se me escapa de las manos, de los pies, de los ojos, de la nuca. Cada tanto me ahogo en vacío y olvido el camino. Se mezclan y repiten las piezas de este rompecabezas pero sé en el fondo que al final el juego lo pierde sólo el que no juega
El tema es que hacían el amor con solo mirarse...

Quién necesita París II

Vas aprendiendo, a los golpes, que mejor no preguntar si podés o no podés ir donde no sos invitadx. No esperar que, al darle tu punto de vista al que no piensa siquiera contemplarlo, vaya a aceptar esa otra forma de mirar. O sacás pasaje igual o encarás para otro lado. O te bancás que te desacrediten y respondes con la frente en alto que no pensás igual o ni opinás, mirás, sonreís le das un besito y decís chau... al final, para la gente así no existe el diálogo.
Respiro profundo.
Para qué París, si la felicidad está a pasitos nomás, sólo necesitás andarlos. Para qué buscar en otro lugar lo que en vos estás deseando. Para qué soltarte en vuelo junto a quien solo va a lanzarte piedrazos?
Respiro profundo, sí, a mí es a quien le hablo.