lunes, julio 11, 2011

Nadie

A ud. le digo. No le voy a mentir, no está en mi naturaleza, no puedo, no me sale. Nací transparente y así me gusta ser, aunque aveces duela.
A ud., sí. Le advierto que si decido desnudarme ante sus ojos y deja que así suceda, deberá atenerse a las consecuencias. Me hice dadivosa y así aprendí a querer. Aunque debo admitir que lo que doy también demando, y aveces, incluso, hasta exijo un poquito más.
Le digo también, y le pido, que si se resuelve a elegir un nombre, un rostro, un aroma, una boca, una voz, un cuerpo, no dude en presentármelos y, si tiene ganas, compartirlos. Pero si ha de seguir errante, buscando en cada hombre atractivo que se cruce en mi camino establecer fugazmente su semblante, si pretende seguir vagando por cuerpos pasantes, entonces apúrese y no titubee; cambie rápido antes de que pueda reconocerle en ojos que no serán los suyos, que no querrán más que mirarme un instante. No prolongue su estadía ni postergue su partida. No sea cosa que me de por empezar a quererlo.
Avísieme así, por las dudas, quizá sea yo la que se corra de este lugar a tiempo, y vuelva a esconderme, anularme, buscarlo en otro y otro cuerpo.

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