Sin saber cómo, sin esperar nada, queriendo, de a poco, profundo, bien adentro del alma llegaron a dejar su marca, a llenar de afecto y alegría un corazón que se enriquece en cada encuentro, en cada dar y recibir, en compartir algo de vida, seguir creciendo.
Nos perdemos, nos encontramos, nos alejamos, volvemos, estamos.
Ya ni sé qué es lo que nos une, no tiene nombre, no se ve ni se oye, se siente, y siento que son una parte enorme de lo que soy; que aunque pueda, no elegiría tenerlas lejos. Que si están lejos, las siento cerca; que son el amor que me alimenta.
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