La ví tan distinta... Algo más despreocupada que de costumbre por sus pequeñas(¿?) obseciones, la ví disfrutando el momento. Estaba ahí, entre la gente y con quien quería... era tan ella. Como pocas veces, se notaba distendida, sonriente, segura de sí. Hizo su propio verano en pleno invierno. Dejóse sorprender por la felicidad, y yo, perpleja, observé que disfrutaba de la vida como pocos, y aunque en algún momento pareció que estaba por volver a su rutinaria neurosis, noté su esfuerzo por esquivarla con los movimientos de su danza, para así seguir. Consciente de que quizá jamás logre librarse del todo (DE todo), tomó las cuerdas e ideó la (quizá momentánea) manera de moverse, de bailar la vida... talvés con danza torpe, ridícula, dificultosa, rebuscada, pero no se dejó vencer y, con todo, la ví (la sentí) tan feliz que deseé verla siempre así, que deseo que al menos le ocurra más seguido, que nunca se muera esa parte de mí. |