Me enojo conmigo porque no encuentro la expresión precisa que refleje algunos sentimientos. Armo y desarmo oraciones intentando explicar con algunas palabras esto que siento, tratando de decir todo el bien que me han hecho, buscando demostrar mi gratitud y no, no encuentro el formato perfecto para escribir lo que quiero.
Adorno espacios en blanco y no hay manera de plasmar en el papel la belleza de tan genuina amistad. Quizá porque es tanta su simpleza en realidad que aveces los colores brillan demasiado, otras son muy opacos. No sé si existe la combinación perfecta que refleje mi emoción.
Siento desarmarse mi corazón cuando están lejos. Su ausencia se siente más que cualquier falta y aveces sus palabras hieren más que un millón de dagas atravezándome el pecho. Me decepciono constantemente porque aveces quisiera que fueran perfectos. Pero quién soy yo para pedirle eso a los que si están llenan de dicha mi alma. A los que con dos o tres palabras levantan de bajo de la tierra mi ánima desarmada. Con qué derecho exijo atención de quienes hace tanto me acompañan. Entonces me exijo a mí, deseo ser perfecta y trato de redoblar mis fuerzas aunque no me pidan tanto.
Me enojo conmigo por pedir tanto. Me descepciono de mí cuando veo que aveces los dejo de lado, cuando veo que no soy la amiga perfecta que quiero, que merecen. Me irrito cuando percibo que es mucho lo que reclamo, impotente cuando están mal y no sé cómo ayudarlos.
Acaso será mucho decir que son senderos luminosos en este arduo camino? O no alcanza?
Los momentos compartidos som parte de lo que me ha ido y me va moldeando. Le dan vida a la vida misma, ayudan a que siga andando, como el aire que rerspiro, casi como mis propios pies y manos.
Al escucharme me dan voz, y es con mi voz que yo canto. Al cantar curo mi alma, y solo puedo hacerlo porque están a mi lado.
Creo que es casi imposible encontrar expresión perfecta para esto que quiero decir, pero dejo aqui escrito por si acaso no lo supieran, LOS AMO.
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