jueves, julio 19, 2007

Vida


El calor sobre mi piel trae calma y esa brisa cragada de paz me transporta mi cuerpo hacia una nube de ensueño.
Como si las risas y sonrisas reflejaran la alegría que siento junto a la gente que quiero, siento que no hace falta más que eso para notar que también puedo estar bien, no necesito más que compartir esos momentos para volverme a levantar, para volver a reir, para sentirme brillar.
Minutos mágicos contemplando una hoja que cae al suelo en este frío invierno, o mirando la luna embellecer la oscuridad, acariciando el pasto con los pies, sintiendo que encontré mi lugar en el mundo y la compañía que tanto hace falta. Es el sol penetrando hasta la sangre, recorriendome las venas, iluminandome el alma. Son los colores que me llenan de vida. Es la lluvia arrasando con las penas, limpiando las heridas, besando mis mejillas, endulzándome los labios. Es el aire que llena mis pulmones y libera mi canto.

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