No sé qué, pero escribo.
Los dedos corren, saltan van de aquí allá haciendo y deshaciendo palabras, plasmando pensamientos que invaden la cabeza, volcando mezclas de sentimientos que pasean por el cuerpo. E intento dejarlos fluir, dejarme ser.
Un respiro. . . soy feliz conmigo. Estoy feliz con lo que soy.
Quiero sentir esta libertad más tiempo, dejarme vivirla, gozar.
Esta vez no voy a esperar la "inspiración" de momentos oscuros. Veo qué sale, juego. No sé por qué me es más fácil volcar la tristeza, por qué será que el producto me parece más lindo. Quizá sea la dosis de masoquismo, quizá lo dificultoso de estar bien. Pero hoy, acá, pretendo hacer como que no me importa nada, como mis dedos saltarines, a la orden de una mente que por esta vez no se preocupa en medir palabras, en la respuesta (si es que la hay). Juega a escribir algo sin mucho sentido, pero cargado de eso. Escribir por escribir... y nada más; escribir por mostrar que también puedo estar bien, escribir casi sin pensar, porque quiero, porque hoy sale así, porque quiero probar.
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