El tuyo...
Un sabor que engaña, beso que endulza y no alimenta. Un abrazo como el del mar: abraza, te toma y luego te deja a tu suerte, perdido en esas aguas que se ofrecen anchas, pero ninguna sed pueden saciar.
Como el camino del carrusel que yo sigo, sin saber. En el que volveré a caer una y otra vez, hasta encontrar la miel, esos besos que endulzan de verdad, que alimentan... el sabor real.
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