camino las calles de siempre, hago el mismo camino, quizá con alguna variación, pero nada es nuevo, y sinembargo sorprende, cuando el aire se aparta del smog y puedo sentir el oxígeno que entra en mí. cuando la cuidad se esconde y al fin encuentro la textura que mi piel necesitaba sentir. un poco de paz y mis ojos descanzan en un haz que desprende el sol y llega hasta mis huesos borrando momentaneamente el frío del invierno. el murmullo de las hojas se impone ante el ruido de ciudad y es arrullo que calma mis ansiedades. el verde colchón imaginario avanza sobre el asfalto y sirve para reposar un cuerpo cansado de falta de abrazos. siento las caricias de la brisa matutina, acarician mis dedos las cortezas de los árboles y me invento en companía entre tanta soledad.
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