Tal vez viniste de a poco... quizá nunca te fuiste.
La sensación es simplemente que apareciste,
inoportuno, repentino, avasallante.
Sé que llegaste
no sé ya si te invité, pero decidiste quedarte.
Hiciste hueco en mi pecho, te agrandaste.
Comprimiste mis pulmones, mi estómago, todo, todo abarcaste.
Yo ya no sé cómo echarte.
Te juego, te escondo apenas por momentos. Intento alejarte.
De todos modos llegás, teñís todo de negro, te instalás.
Yo ya no sé cómo echarte.
Si había logrado armonía, la borraste.
Hoy me siento indefensa.
Me tumbo a tus pies y me entrego.
Hoy no tengo más fuerzas para lucharte.