Silencio II

Nada. Todo. Todojunto y mzelcdao. Ruido sordo. Grito mudo. Mil palabras que significan lo indescifrable entre tanto ruido que se traduce en silencio. Silencio sin pausa. Vacío el afuera... implosión. Silencio. Silencio que viene a decir eso que no me atrevo a decir con palabras. Silencio que si no escucho con la calma necesaria carece de sentido y me llena de nada, quedando todo junto, mezclado sin la posibilidad de decir ni callar, sin entender que aveces ese mismo silencio es el que viene a gritar.

Eternamente efímero

Este amor es para siempre porque no tuvo principio ni fue marcado claramente el final. Porque nunca llegamos a conocer nada del otro en profundidad, no hubo disgustos. Es entonces eterno, no puede haber ni habrá entre nosotros rencor. Al habernos ido tan pronto uno del otro no le dimos tiempo a la desilusión. Es para siempre porque aunque jamás llegó a amor, tampoco es algo tan distinto. Será eterno justamente por efímero en lo real, porque eso que perece frente a mis ojos se niega a desaparecer, clavándose en mis retinas habiéndose inmiscuido en mi vida penetrando a través de cada uno de mis poros. Me llevo entonces el recuerdo de aquello que deseaba impregnado en la memoria, el deseo no alcanzado en cada centímetro de mi cuerpo. Te llevo, amor, eternamente en mis anhelos. Menos mal... menos mal que ese amor se hizo eterno al no encontrarlo en un solo lugar sino en cada rincón, en muchos ojos, en otras manos. Menos mal que te hayas ido y me hayas dejado este amor para ser dado a quien quiera recibirlo, a quien desee también darlo.