lunes, noviembre 28, 2011

No. Esas miradas no devuelven la imágen que quiero. No soy yo bajo este techo. No soy.
Me pierdo entre tanta gente, sin contorno, sin forma, sin voz.
No quiero, no puedo seguir acá y no logro salir. No conocí nunca otra manera de estar -si es que descubrí alguna-, no sé de alternativas posibles. No me enseñaron a arriesgar o nunca supe aprender a hacerlo.
Me encuentro hoy odiando mi manera de estar siendo y sin saber cómo cambiarlo. Pero también me encuentro hoy dispuesta a intentarlo.

miércoles, noviembre 09, 2011

no sos vos... no sos.


A alguien me gustaría echarle la culpa de que mi deseo no se satisfaga. No sé si puedo echártela a vos o a ella, no creo. Quizá es acosa mía, pero todavía me cuesta hacerme cargo.
Entre el tinto, el Gin, el tequila, el ron, la caipi y el Gancia todavía te me aparecés y lo más triste, sabés, es que a veces en las horas más sobrias estás, y no sé si culpar a alguien valga la pena. Porque también sé que te me aparecés no por ser vos -si ya estuviste antes y también te supiste ir; es más, alguna vez te habré sabido echar-. Si aparecés es, justamente porque siempre te vas, no por lo que sos sino por lo que no. Aparecés una y otra vez porque faltás, porque no estás, porque no sos, y así, al final, en vez de acompañarme me terminás atormentando.
No, no puedo culparte, si sé que siempre estoy para saciar alguna sed mientras a vos se te acerca el manantial. Manantial que me gustaría ser yo... ofreciéndome a bocas equivocadas.
Cuándo seré oasis ante los ojos que me quieran ver no lo sé. No sé ya qué puedo dar o, lo que me resulta más triste, quién será que me pueda recibir, si todavía no dejo de buscarte.

Seguiré siendo entonces, mientras tanto, canapé, algo de paso, entrada... transición.