Otro día, no un día más.
Desperté sintiéndome querida, de un modo en el que nunca había sentido. Llegó la mañana y amanecía yo entre tus brazos, iluminada por las estrellas de esos ojos que no se apagan ni ante la inmensidad del sol.
Escucho, leo, recibo muestras de amor por celular, por internet, en el aire que los trae hacia mí. Mensajes que alegran el alma, caricias al corazón que dan vida a mi vida.
Agradecida, afortunada, Feliz llego a los veintidos.